¿Y TÚ, QUÉ ENTIENDES POR TU SALUD METAL?

A veces interpretamos definiciones y generamos expectativas, que sólo nos ayudan a sentirnos mal
En este día Mundial de la Salud Mental en el que todos referenciaremos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), o a la OIT (Organización Mundial del Trabajo), me gustaría reflexionar sobre 4 aspectos que me parecen cruciales, a la hora de interpretar y valorar, qué está ocurriendo con cómo interpretamos nuestra Salud Mental.
- SALUD – ENFERMEDAD NO ES UN SISTEMA BINARIO.
No podemos encajar el modelo de salud-enfermedad como si de una sistema binario se tratara. Como en todo lo que tiene que ver con las personas, no podemos hacer clasificaciones cerradas ni tampoco intentar definirlas en base a modelos del blanco/negro, encendido/apagado…
Desde hace ya unos años que las luces tienen matices y podemos regularlas en intensidad, al igual que el volumen de un equipo de música. ¿No nos merecemos al menos poder hacer lo mismo con nuestra percepción del bienestar?
Una definición binaria nos lleva a creer que nuestro bienestar o es absoluto, o estamos enfermos mentalmente.
- CLASIFICAR Y CLARIFICAR
Y cuando llegamos a la conclusión anterior, entonces clasificamos y clasificamos….diferentes estados de no bienestar. Y quizás los profesionales sabemos a qué nos estamos refiriendo, pero ¿sabemos cómo lo están percibiendo las personas que se ven afectadas por ello?
Quizás cuando un profesional de la salud oye una determinada clasificación es consciente de qué significan esos nombres que a veces tanto asustan, o incluso que pueden tener varios grados… Pero en las personas a quienes llega esa información, el impacto es diferente:
- Porque la información hoy en día no siempre llega a través de profesionales que puedan explicarla, sino a través de muchos medios de muy fácil acceso que transmiten todas las informaciones sin matizaciones. Pruebe usted a leerse el prospecto del famoso DALSY para niños, y prepárese a asustarse…; ahora deje que le informen profesionales o “videopredicadores”. ¿Encuentra las tres diferencias?
- Porque como seres humanos tendemos a poner el foco en la información que es más llamativa aunque esa información no suele ser la más probable ni la más cierta. Pruebe usted ahora a leer sobre un síntoma en el que le digan que puede deberse proceso infeccioso o a un cáncer. ¿PIensa en un catarro o se asusta?
- Porque si bien he puesto ejemplos referidos a la falta de salud física, la falta de salud mental es más desconocida y por tanto más fácilmente interpretable desde ese desconocimiento. ¿En qué piensa cuando le hablo de estrés? ¿En algo bueno? ¿En algo malo pero superable? ¿En una enfermedad mental y mucha medicación?
- Porque cuando nos sentimos metidos en una caja, es la caja lo que pasa a definirnos y no debería ser así. Nunca dejamos de ser personas con capacidades y herramientas para afrontar nuestros procesos de cambio (con o sin ayuda, pero nosotros). Porque cuando nos visten con ropa de deporte tendemos a practicarlo, y así cuando nos visten de enfermos, tendemos a comportarnos como tal.
Es por todo ello que no digo que sea inapropiado tener nombres que nos sirvan para identificar diferentes situaciones, pero es imprescindible que, al igual que damos a conocer dichas clasificaciones, demos a conocer los grados y lo que pueden suponer, en realidad, sin olvidar, pero facilitando una interpretación ajustada.
- SÍ ES COSA DE PROFESIONALES
Todo ello nos lleva a la importancia de profesionalizar las actuaciones relacionadas con la salud mental, en todos los entornos.
Parece como que, si vamos a un profesional, es porque estamos en el grado más elevado y si no lo hacemos, sólo por la elección, estamos ante una situación afrontable y que depende de nosotros. Hemos decidido que si me rompo un brazo y voy a un carpintero, necesariamente mi brazo es de madera. Y no, mi brazo sigue siendo de carne y hueso, y me sigue perteneciendo a mi como persona.
Es por eso que los profesionales de la salud tenemos que dar a conocer que somos las personas a las que recurrir ante un estado de no bienestar mental, y que hacerlo no significa que sea una enfermedad o un trastorno grave (al igual que el brazo no era de madera), sino que tendremos profesionales que nos puedan explicar y trabajar con nosotros desde la profesionalidad.
Está claro que no se nos ocurre ir a nadie más que un médico para una operación a corazón abierto, pero tampoco vamos a un modisto/a para que nos cosa unos puntos, por muy bien que sepa utilizar la herramienta de la aguja y el hilo.
- EL BIENESTAR NO ES MAGIA
Y ya para finalizar, promover que no todo el no bienestar es enfermedad mental, no significa que consideremos que no es importante trabajar sobre ello. Y trabajar es un proceso, no es magia.
Y quiero aquí poner el foco en las por suerte ya muchas organizaciones que ponen en valor la necesidad de trabajar la Salud Mental de las personas que las componen. Son muchas, pero también son muchas las que consideran que hablar sobre ello, es la única y mágica solución. Y no.
- Toda mejora requiere de un aprendizaje y un proceso. Será difícil que alguien llegue a ser un cocinero de estrella Michelín, sólo por ver a uno de ellos explicando una receta. Como mucho, y eso ya es importante, le habrá servido para darse cuenta de qué quiere lograr, y a partir de ahí empezará un camino de aprendizajes, elecciones….
- Todo proceso de mejora personal tiene un tope (sí, aunque no lo creamos tenemos límites) si no va acompañado de otras mejoras. Podemos aprender a levantar pesos, incluso podemos mejorar nuestra musculatura para ello, pero si no somos conscientes de que las personas no estamos diseñadas para transportar como camiones, siempre terminarán lesionándose.
Y AHORA QUE HEMOS VALORADO ESTOS ASPECTOS…
¿DIMENSIONO MIS OBJETIVOS COMO PERSONA Y/O COMO ORGANIZACIÓN?
¿INTERPRETO LO QUE ES SALUD MENTAL PARA PODER ESTAR MEJOR EN LUGAR DE PARA SUFRIR POR NO ESTAR EXCEPCIONALMENTE BIEN?