
-
Lo siento, no tengo los poderes de un hada madrina, capaz de tocarte con mi varita mágica y convertir tus sueños en realidades. Ni tan siquiera soy una pitonisa capaz de avisarte de cuál será tu futuro. Ni mucho menos una superheroína capaz de apartarte de las personas peligrosas, ni tan siquiera una máscara protectora de personas tóxicas.
-
Lo reconozco, SÓLO SOY UNA PSICÓLOGA, y mi trabajo consiste en ayudarte a ser tú en tu mejor versión, con tus circunstancias y gracias a tus acciones.
He de reconocerte que ni mis gafas son especiales ni tras ellas se esconden superpoderes. Lo lamento, o no, pero aún no he sido capaz de conocer todo de una persona por el simple hecho de mirarla. No dispongo de un sensor de gestos que me permita saber si alguien me aprecia por cómo cruza las piernas, ni tampoco soy capaz de distinguir cuándo a alguien le pica la nariz o me miente. Eso sí, soy capaz de saber que no es tan sencillo conocer a alguien como fijarse en la caída de sus ojos.
Tampoco soy capaz de predecir qué hará una persona dentro de unos meses o unos años en su empresa, o en su vida diaria. No dispongo de una bola de cristal que me permita controlar cómo evolucionará una persona a lo largo de su vida, porque no puedo controlar todas sus variables emocionales, ni tampoco puedo controlar el mundo y las situaciones que la rodearán. Ni quiero. Eso sí, soy capaz de saber que no tenemos una línea marcada en nuestra vida, que determinará todo nuestro futuro, y que por tanto, podemos evolucionar y crecer.
No tengo el don de cambiar a las personas con las que hablo, y mucho menos con las que no hablo. No soy el mando a distancia de ningún prototipo humanoide. Las personas no son dirigibles, no puedo hipnotizarlas y hacer que se comporten según mis instrucciones. Eso sí, puede trabajar con esas personas para que autodirijan su vida.
-
Lo reconozco, sólo soy psicóloga. Lamento decepcionar a quien cree que podría hacer todo lo dicho, pero no lamento no poder hacerlo, porque no tengo ningún interés en ser adivina, ni maga, ni tener superpoderes… Y menos aún tengo interés porque puedan existir personas que puedan hacerlo.
¿Dónde estaría la intriga de conocerse? Piensa por un momento que todo lo que piensas fuera leído por los demás, incluso cuando estás tan cabreado que no piensas lo que dices. ¿Cuántas cosas mostraríamos que harían fracasar la sociedad? Imagínate por un segundo que alguien pudiera ser capaz de conocer a los demás por el simple hecho de mirarlos. ¿Te das cuenta qué poder más absoluto sobre el resto? ¿Te imaginas que un tic pudiera definirnos como personas? ¿Te imaginas que dependa tu futuro profesional de que te rasques la nariz en un momento de entrevista, o que decidan la culpabilidad en un accidente de tráfico por hacia dónde diriges la mirada?
¿Dónde estaría nuestra capacidad de decisión? ¿Dónde quedaría esa maravillosa incertidumbre que nos mantiene alerta en nuestras vidas? Piensa que existiera una profesión que permitiera saber qué va a ocurrir con las vidas de los demás, cómo van a evolucionar ¿No sería injusto que otros lo supieran antes que tú? ¿Y tú querrías saberlo?
¿Aún tienes ganas de seguir imaginando?
Nos parece interesante pensar que un buen profesional pudiera hacernos mejores sin contar con nuestro esfuerzo y nuestras incertidumbres, o pensar que podremos conseguir, gracias a ese profesional, que nuestros seres queridos superen conflictos y situaciones negativas. Alguien que pudiera hacer de nosotros lo que quisiera, que pudiera amoldarnos a sus necesidades… alguien capaz de coger a nuestros hijos, cual muñecos de vudú y modificar su futuro a su albedrío….
¿A que ya no quieres que exista esa persona?
-
Puedes estar tranquilo. Esa persona no existe, y de hacerlo su profesión no sería la psicología.
Los psicólogos tenemos la capacidad aprendida y entrenada de escuchar y de entender la situación de los demás; y luego como profesionales conocemos estrategias de afrontamiento de las situaciones que pueden ayudarte; y buscamos ayudarte a encontrar la motivación suficiente para dar tú los pasos necesarios.
Pero no te engañes, el camino lo recorres tú.
Ni te llevamos a cuestas, ni predecimos qué ocurrirá con las inclemencias del tiempo, ni sabemos qué te encontrarás a cada paso, ni mucho menos te teledirigimos y manejamos.
Ni podemos, ni queremos, ni querrías.
Seguirás siendo tú, por tu camino, con tus imprevistos… y llegarás gracias a tu esfuerzo.
¿Empezamos el viaje con el único super poder que realmente existe? TÚ
Deja tu comentario