Hace más de 6 meses que hablábamos de ese estupendo amigo

llamado teletrabajo 

que había llegado a nuestras casas…

 

Y ahora, después de 6 meses, ya sabemos lo que ha pasado: nuestro “amigo” se ha quedado en el colchón del salón y convive roncando con nuestras mejores películas;  coincide en el desayuno, en la comida, en el baño… con nuestros hijos; decide y exige darnos conversación justo cuando nos íbamos de paseo… Y  no quieres decir que estás hasta las narices de él, porque lo quieres y porque “un amigo es un tesoro” pero… hasta los grandes tesoros cuando los llevas a cuestas, pueden pesar demasiado.

Nos hemos metido en lo que para algunos es una nueva experiencia, pensando en sus maravillas, y a pesar de las muchas veces que hablamos de la necesidad de una luz que guíe a los líderes de la expedición, a pesar de que hablamos de la carga difícilmente manejable de manera individual, estamos  metidos en la cueva del tesoro, a oscuras, exhaustos y con demasiado peso que acarrear, como para poder disfrutarlo.

 

¡Pero no desesperemos. Aún estamos a tiempo para pertrecharnos!

Desde nuestro trabajo en consulta hemos tenido la oportunidad de trabajar con muchos de esos «obreros del tesoro» y hemos podido poner en marcha estrategias para que el teletrabajo no nos aplaste con el peso de su “tesoro”:

  • Hemos adaptado viejas herramientas y hemos hecho limpieza para ir cargados, sólo con aquello que es útil.
  • Hemos aprendido a dividir equipajes, separándolos por momentos de trabajo, de descanso, de ocio/recarga, de otros entornos….y hemos visto que las mezclas no siempre combinan bien (por muchos que mis hijos me hablen de las bondades de la nocilla con chorizo…).
  • Hemos redefinido estrategias en función de tiempos, porque no es lo mismo una carrera de 100 m que una de 10 Km… y ahora, estamos próximos a la maratón.

 

Nuestros “aventureros” han puesto todo de su parte, y se han dotado de todo aquello  que pueden llevar consigo, pero  el tesoro encontrado en esta expedición es de tal tamaño, que requiere de guías entrenados y de maquinaria. Necesitamos trabajar en equipo. Necesitamos de toda la organización.

 

Para que todo funcione y para que aprovechemos todas las sinergias, es imprescindible disponer de:

  • Personas, sí también personas, que sepan ser líderes de equipos de trabajo en remoto, con todo lo que la palabra liderazgo significa. Necesitamos que los equipos en remoto sigan siendo equipos y sus líderes sigan siéndolo.
  • Unas buenas antorchas. Necesitamos una buena luz que quizás no sea del mismo tipo que la utilizada hasta ahora, pero sí con el mismo objetivo: ILUMINAR. Es decir, necesitamos que las estrategias se definan y se afronten desde el conocimiento de la idiosincrasia de los nuevos modelos de trabajo.
  • Una maquinaria adecuada. Cuanto mayor es el tesoro, mayor es la necesidad de equipamiento. Las herramientas individuales son útiles pero requieren de una buena maquinaria que vaya carretando y abriendo caminos.

¿Se está haciendo?

Persona a persona se está trabajando para sobrevivir y sacar provecho al tesoro, pero las organizaciones van más despacio con todo ello. No vamos a culpabilizar a nadie. Quizás ello es así por la misma razón que una moto de agua responde con más agilidad que un trasatlántico, pero para  las largas distancias, necesitamos del segundo.

Hasta ahora muchas organizaciones no han visto la necesidad de ponerse a trabajar en estos aspectos, quizás porque han puesto el foco en la parte más organizacional y tecnológica, o porque la situación las tiene intentando no sucumbir y buscando como salir adelante.

 

¡YA!

es el momento de pasar a la acción.

 

Es importante tener en cuenta que son las personas las que han de manejar todo aquello que ayude a las organizaciones a avanzar. Y esas personas, cuanto mayor sea el avance, mayor sea la carga, y mejor y más espectacular sea el tesoro, más necesitarán de un trabajo organizado que aproveche sinergias. Porque no puede ser una buena estrategia aquella que sólo cuenta con el esfuerzo de la carga al hombro del expedicionario. 

Nuestro futuro con el tesoro del teletrabajo pasa ya por gestionarse en el presente.

 

Las mejoras que hasta ahora hemos trabajado desde los apoyos solicitados persona a persona, crecerían exponencialmente con una colaboración persona-organización: nuevos liderazgos,  herramientas adaptadas,  antorchas y vagonetas, para sacar el oro que a todos nos interesa.

El tesoro será nuestro sólo si lo movemos entre todos.

 

¿Dejamos los momentos de excepcionalidad, también como empresa y nos preparamos para salir de la cueva sin dejar nada ni a nadie dentro?